Anclaje de aplacados en fachada: qué es y para qué usarlo

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Anclaje de aplacados en fachadaEn Grupo BDI tratamos de dominar todas las técnicas para poder responder a cualquier necesidad, incidencia o problema de nuestros clientes. Una de ellas es el anclaje de aplacados en fachada. Esta actuación, también conocida como revestimientos discontinuos rígidos, se lleva a cabo para asegurar la estabilidad y garantizar una óptima sujeción de los aplacados para seguridad de los propietarios y transeúntes ante posibles desprendimientos.

Siempre es recomendable realizar actuaciones de seguridad previas para contener cualquier desprendimiento una vez detectado el problema. Hay que tener presente que, desde que se detecta la incidencia hasta que finalmente se actúa, transcurre un tiempo empleado en realizar estudios, catas y el diseño de la solución más apropiada en cada caso.

¿Qué consecuencias tiene en una rehabilitación?

En ocasiones, uno de los aplacados que componen la piel de un inmueble ya no ofrece las condiciones de seguridad que debería, ya sea por el paso del tiempo o por cualquier patología. Sin embargo, estéticamente sí resulta del agrado de la propiedad y no se desea un gran cambio o una renovación integral de la misma, sino tan solo el aseguramiento de los aplacados ante el riesgo de desprendimiento.

En estos casos, y siempre que sea técnicamente posible, pueden optarse por realizar un anclaje de aplacados en fachada mediante diversos sistemas. Para ello es fundamental estudiar cada caso en particular para poder averiguar qué nos encontramos tras los aplacados (tipo de soporte, separación del aplacado y estado del mismo) y estudiar el número y el tipo de anclaje más adecuado para cada caso. El tamaño del aplacado existente, así como el peso del mismo o la separación del aplacado respecto al cerramiento que hay tras él, son factores vitales para realizar una intervención con éxito, determinando la métrica, la longitud del anclaje o el propio sistema de fijación de los anclajes en sí mismo (químico o mecánico).

Una de las peticiones más comunes por parte de clientes cuyos casos precisan de anclaje de aplacados en fachada es que queden lo más disimulados posible, para minimizar el impacto estético en la parte principal de los edificios. Esto se puede minimizar empleando anclajes lacados en el color del aplacado, o realizando un avellanado en la superficie de los aplacados para enrasar la cabeza del anclaje empleado siempre que sea posible.

Tras esta intervención, lo que se consigue es no alterar esencialmente la estética de la finca, asegurando que los aplacados vuelven a un estado funcional óptimo.

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¿Por qué se realizan estas técnicas?

En los edificios más modernos, sujetos a nuevas normas de construcción, se exige que los aplacados de fachada a partir de una cierta altura y tamaño estén sujetos mediante anclajes mecánicos que garanticen su estabilidad frente a desprendimientos y daños a terceros. Es cierto que la calidad de los morteros cola flexibles ha evolucionado positivamente, asegurando hoy en día mayores resistencias y durabilidades que las de hace años, pero la normativa manda estimando insuficientes únicamente los morteros cola en según qué casos, y requiriendo sistemas mecánicos.

Hasta hace algunos años esto no era así, estando sujetos los aplacados generalmente mediante pelladas de estopa y, adicionalmente en algunas ocasiones, con alambres de apoyo que terminan por oxidarse rápidamente. El deterioro del sistema de agarre debido al paso del tiempo y a las condiciones meteorológicas, como lluvias y contrastes térmicos, provocan el fallo y consecuentemente el desprendimiento.

En otras ocasiones, en fachadas con revestimiento aplacado, nos encontramos casos en los que no se han respetado juntas de dilatación entre aplacados, suponiendo esto un problema en fachadas muy expuestas al sol, donde se acentúan estos daños. Algunos de estos aplacados terminan por desprenderse y caen; en otras ocasiones, se desprenden del soporte pero aún quedan sujetos de manera precaria por trabazón entre ellos con los aplacados contiguos, no por sujeción al propio soporte, suponiendo un peligro.

Anclaje de aplacados en fachada: ¿Se puede en todos los edificios?

Generalmente podemos anclar todo tipo de revestimientos continuos rígidos (piedra natural, cerámica, trespa, panelados con resinas…) que se encuentren razonablemente en buen estado, es decir, que no se encuentren fracturados o muy debilitados.

Para ello, es necesario un buen estudio previo del soporte y analizar cómo se resolverán desde las fijaciones de un aplacado tipo hasta los puntos singulares, esquinas, o encuentros con ventanales, por ejemplo.

Tipos de técnicas para anclar piedra en fachada

En intervenciones de instalación de nuevos aplacados podemos emplear subestructuras metálicas primarias para ayudar a nivelar y replantear despieces, y también sistemas de anclajes individuales regulables, dependiendo del caso.

En el caso de estabilización de aplacados ya existentes, recurrimos a anclajes individuales no regulables, teniendo en cuenta siempre revisar las juntas entre aplacados para asegurar dilataciones y empujes entre ellas. En tal caso, es siempre recomendable no descuidar esta intervención especialmente en fachadas muy soleadas.

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