Rehabilitación y sustitución de barandillas
La rehabilitación de barandillas o su sustitución es una de las cuestiones que más preocupan a los propietarios en edificios y comunidades de vecinos debido al efecto negativo que tienen sobre la estética de la finca, además de los problemas de seguridad que se pueden generar en las situaciones más extremos. Algo perceptible a simple vista en muchos casos y, en otros, no tanto pero existente igualmente.
Algunas zonas están expuestas de manera más intensa a que los elementos metálicos situados a la intemperie sufran más. Es el caso de las ubicaciones más cercanas al mar, que en Alicante no son pocas, tanto en el centro de la ciudad como en zonas de marcada importancia residencial, por lo que la rehabilitación de edificios en la Playa de San Juan, La Albufereta o El Campello es una constante.
La causa más habitual por la que se debe recurrir al arreglo y rehabilitación de barandillas en Alicante es la oxidación de los materiales que la componen, que la mayoría de las veces es hierro con un esmalte en color como acabado. Algo que no sólo afecta al aspecto, sino también a los anclajes, provocando incluso la desaparición completa de los mismos en un estado avanzado del problema. Esta patología también puede darse en otros puntos de la barandilla, como montantes, entrepaños o incluso pasamanos, con las consecuentes molestias para los vecinos que integran las comunidades de propietarios.
En este último caso un simple desconchado de la pintura que lo recubre puede generar pequeñas heridas o arañazos a quienes hacen uso de escaleras o balaustradas. En otros el riesgo atañe directamente a la seguridad, debido a la poca rigidez o incluso la poca altura con la que en su día fueron diseñadas, por lo que se hace más aconsejable que nunca actuar sobre el problema.
Para determinar la importancia del problema y el grado de rehabilitación de barandillas necesaria lo más efectivo es recurrir a la inspección ocular por un técnico competente. Sin embargo existen casos en los que se precisa realizar un ensayo de empuje para conseguir datos fiables que ayudarán a tomar decisiones en los casos de resistencia poco garantizada. Es decir, aquellos relacionados directamente con la estabilidad y fijación de la barandilla.
A partir de aquí, y una vez determinado el problema en cuestión, existen distintas posibles soluciones. Por norma general, cuando se trata de deficiencias en los anclajes, lo mas común es cambiarlos, con las particularidades que en cada caso puedan existir. Puede ser que estén simplemente atornillados al frente del forjado, o también que estén empotrados de origen en el hormigón del mismo. Si la oxidación es algo mas generalizada, empieza a tener que plantearse el cambiar la barandilla completa por una nueva.
En caso de que el problema este en la poca rigidez de la barandilla, puede plantearse la opción de algún anclaje lateral o montante intermedio. Y si preocupa la altura del pasamanos, existe la opción de suplementar la existente con algún tipo de pasamanos
Además, conviene tener en cuenta las innovaciones en cuestiones de materiales existentes hoy en día. Por eso cuando se cambia una barandilla de hierro se opta por modelos menos propensos a la oxidación, como el aluminio. También se usa el acero galvanizado y lacado al horno o incluso el acero inoxidable. Cualquiera de los material para la renovación de barandillas en edificios tiene un comportamiento mejor frente al ambiente corrosivo y a la oxidación, lo cual no significa que no sea necesario un mantenimiento y una limpieza periódica.