Que la gota fría no te coja desprevenido
El final del verano, en territorios levantinos como la Comunidad Valenciana, y más concretamente la provincia de Alicante, no solo significa el adiós a los turistas. Septiembre es el mes de la gota fría, con todo lo que ello supone: inundaciones, construcciones deterioradas por el agua y problemáticas en edificaciones que, pasada esta etapa, requieren distintas actuaciones de rehabilitación.
Cubiertas, fachadas y sótanos, por sus características, son las zonas de los edificios más propensas a sufrir por filtraciones de agua. Unas filtraciones que, si bien es prácticamente imposible evitar sin trabajar a nivel preventivo, sí pueden ser atajadas para evitar que lo que podría quedarse en unas humedades se convierta en un problema estructural.
Gota fría significa lluvias torrenciales, y lluvias torrenciales significan problemas. Las humedades pueden ser puramente estéticas, con manchas en las paredes o desconchones, pero también deterioros que afectarían a la salud de los habitantes del edificio y a la propia seguridad del inmueble.
Aunque la mejor solución es la prevención, y eso pasa por contar con especialistas en la rehabilitación de edificios que, como Grupo BDI, pueden hacer todos los ajustes necesarios para que la gota fría quede en una anécdota al pasar por una construcción, podemos evitar que nos coja desprevenidos adoptando una serie de precauciones muy prácticas en estas fechas del año.
Detectar la filtración
Si ya llegamos tarde a la prevención, será necesario ponernos manos a la obra para minimizar consecuencias. Lo primero será detectar el punto a través del que se filtra el agua, teniendo en cuenta que no siempre es el mismo en el que se manifiesta la filtración: las pendientes e inclinaciones pueden ocultar el lugar exacto por el que entra el agua.
Ante la inminente llegada de trombas de agua a la provincia, tal y como ha determinado el Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante, será necesario revisar los puntos críticos de los edificios para evitar comenzar el otoño con mal pie. La sustitución de láminas impermeables en mal estado, grietas en fachadas, tejas desplazadas, sellados imperfectos o elementos estratégicos (como vierteaguas) mal ubicados pueden hacer que una época de gota fría suponga una grave erosión en la salud de una construcción.
Prevención contra la gota fría
Antes de que la fuerza de las lluvias nos sorprenda, podemos llevar a cabo pruebas que nos ayuden a comprobar el estado de un inmueble: pruebas de estanqueidad en cubiertas, revisión de perforaciones en elementos del edificio, canalones, sumideros… Partes susceptibles de embozarse y crear pequeños estanques de agua que amenacen nuestra seguridad.
La prevención contra la gota fría va más allá de los chubasqueros otoñales y los paraguas. Cuidar nuestros inmuebles ante la llegada de las temporadas más lluviosas es una obligación para poder respirar con tranquilidad y seguridad mientras, ahí fuera, la lluvia cae de forma torrencial.
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